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Cierra el segundo ciclo sobre Bolívar Echeverría en torno el ethos barroco y la estetización de la vida cotidiana.

25 Noviembre 2020

El pasado miércoles 25 de noviembre, el Observatorio de Desigualdades UDP dio por finalizado el segundo ciclo de lecturas en torno al pensamiento del filósofo ecuatoriano-mexicano Bolívar Echeverría (1941-2010) que busca examinar, a partir de un ejercicio reflexivo sobre su obra La Modernidad de lo Barroco (1998), el aporte y la vigencia de este autor en la comprensión crítica de la modernidad capitalista. Para esta cuarta y última sesión; María Isabel Peña expuso una síntesis de los capítulos 3, 4, 5 y 6 (185 – 224) de la tercera parte del libro “La historia de la cultura y la pluralidad de lo moderno: lo barroco”.

En una primera instancia de este encuentro se discutió sobre la relación presentada por el autor entre el ethos barroco y la estetización de la vida cotidiana del siglo XVII europeo. Lo barroco vendría siendo para Echeverría no solo un estilo artístico, sino que su presencia será lo suficientemente significativa para hablar de este en la cotidianeidad. Para profundizar en torno a esta idea, el autor menciona la noción de des-realización de la vida cotidiana; o bien, la introducción de lo imaginario en la cotidianeidad para pensar otros mundos posibles. Se trata de experiencias estéticas que nos permiten alejarnos del mundo real a partir de un momento de ruptura. Mediante tres figuras: el juego, la fiesta, el arte; la des-realización intentará explicar aquel modo de vida donde hubo una decisión sobre cómo hacer vivible el momento para “…transfigurarlo en la fantasía, convirtiéndolo en un acontecimiento supuesto dotado de una realidad revocable” (página 195).

Mediante la estetización de la vida cotidiana, a su vez, Echeverría intenta explicar de qué manera el ethos barroco convive con el proceso de polarización que comienza a gestarse entre la iglesia y el mundo capitalista naciente a partir de la Edad Media. En un nuevo mundo de oportunidades y perfeccionamiento que comienza a trastocar el orden entre lo divino y lo humano, la modernidad obligará al mito cristiano a recomponerse. ¿Cómo se reescribe el mito entonces? Frente a esta pregunta el autor menciona la idea de una reelaboración barroca del mito cristiano mediante una relación entre la estetización de la vida cotidiana con la situación de la iglesia en esos momentos. Dicho de otro modo, cómo influye esta pomposidad que sale de lo eclesiástico y entra a formar parte de la puesta en escena que supondría el mundo barroco y su estetización.

Finalmente, se discute sobre el carácter y el rol del arte barroco. Acción estética que se inspira en el ethos barroco y que solo existe a través de la aceptación de la idea moderna de arte. Es barroco, por una parte, porque es fastuoso y ornamental, pero además porque hace un propio teatro de su quehacer artístico. En este sentido, es un arte que no pretende ser autónomo ni ser otra cosa diferente de lo clásico; sin embargo, juega, finge y hace teatro de sí mismo. No busca representar. sino más bien copiar y repetir. En esa repetición se van dando movimientos en otra dirección e integra lo imaginario en la vida cotidiana.

El libro concluye hablando de la actualidad de lo barroco como alternativa de respuesta a la crisis de la modernidad de fines del siglo XX. Para el autor, el ethos barroco se reconoce como una propuesta genuina de la humanidad moderna y como una vía coherente para el cultivo de la singularidad concreta del modo propiamente humano de la vida.