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Necesidades sociales emergentes versus diagnósticos políticos tradicionales: una mirada del partido comunista chileno

26 Abril 2019

Por: Diego Bruce y Manuel Castillo[1], Sociólogos Universidad Diego Portales

 

En la actualidad las necesidades de las y los integrantes de la sociedad tanto latinoamericana como chilena se han transformado con relación al siglo pasado. Tal como lo mencionan informes del PNUD (2017) y CEPAL (2018), la percepción de las desigualdades al interior de la ciudadanía se ha desplazado desde el ámbito material al simbólico. Si antes los principales movimientos sociales se encontraban ligados al ámbito del trabajo, reivindicando temáticas como la vivienda o los salarios, en la actualidad se centran en el ámbito del reconocimiento social, dando paso a movilizaciones feministas, indígenas o animalistas, entre otras.

A ojos de la presente investigación, este fenómeno de transformación en la percepción de las desigualdades, se relaciona de manera directa con un cambio radical, a partir de la década de los 80´, en los modos de producción capitalista. Se trataría de un período al que Bauman (2011) define como “fase líquida”, donde además de producirse una flexibilización en los modos de producción y las formas de explotación, se legitima el modelo capitalista neoliberal frente a las masas[2]. Una de la formas como se manifiesta esta constatación para el caso chileno, es ilustrada por Moulian (1997) al describir la implantación del modelo neoliberal en la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1989) y su posterior consolidación con los gobiernos post dictatoriales. El mayor acceso a créditos bancarios a partir de esta nueva “fase líquida” abrió la posibilidad a las clases medias y bajas de acceder a bienes materiales y servicios anteriormente inalcanzables, produciéndose un mejoramiento en sus condiciones materiales y aminorando las consecuencias negativas de los modos de producción capitalista. Como resultado de estas transformaciones, las demandas sociales se desplazan desde el ámbito material al simbólico y del reconocimiento. Debido a que gran parte de las personas ya no viven la precariedad material con la misma crudeza que en fases anteriores del capitalismo, los movimientos sociales dejarán de reivindicar causas relacionadas a mejorar dicha realidad para centrarse en el ámbito de lo inmaterial.

En este contexto, también los partidos y organizaciones políticas que durante gran parte del siglo XX intentaron oponerse al capitalismo, se verán enfrentados a una realidad política y social en la cual dicho modelo se encontrará legitimado y enraizado, muchas veces afectando su capacidad de diagnosticar a cabalidad la realidad social emergente. Es bajo este espectro general que se enmarca nuestra tesis titulada “Respuestas políticas a las transformaciones del Capitalismo en América Latina: Análisis del Partido Comunista chileno”. A lo largo de la historia reciente, el Partido Comunista se ha abanderado como la organización política icónica que ha intentado proponer modos de producción alternativos al capitalismo así como hacerse cargo de mejorar y denunciar las consecuencias materiales que éste supone. Utilizando como estrategia metodológica el estudio de caso, la presente investigación se centró en el Partido Comunista chileno y los procesos de cambio en su línea política. Para lograr dar cuenta de dichos procesos, se utilizó una metodología cualitativa basada en entrevistas semiestructuradas con diez militantes activos o ex militantes del Partido Comunista chileno. Por otra parte, se revisó, sistematizó y analizó la información contenida en una serie de documentos oficiales generados al interior del Partido, específicamente las síntesis de los congresos desde el año 1989 hasta el 2016, y la conferencia nacional del Partido Comunista realizada el año 2018.

Como parte de los resultados de esta investigación, logramos evidenciar, en primer lugar, que existe una crisis teórica al interior del Partido Comunista. Lo anterior se remite a la pérdida de un grupo significativo de militantes a principios de la década de los 90’, entre cuyos miembros se encontraban estudiantes universitarios e intelectuales, falencia que recién en la actualidad se intenta recomponer. Este fenómeno deviene en una serie de lecturas de lo social que no necesariamente se adapta a las necesidades actuales, tales como pérdida de los horizontes internacionales de transformación social, enclaustrando la acción de manera severa en los contextos locales. Además, se logra evidenciar que producto de dicha ausencia teórica, los diagnósticos generados al interior del Partido respecto a la situación actual en el país ha producido que la principal línea programática de la organización se encuentre orientada únicamente a comprender las contradicciones entre neoliberalismo y democracia. Lo anterior ha implicado que el Partido Comunista ha dejado de proponer un modelo alternativo al capitalismo, centrándose en la obtención de una institucionalidad política no influenciada por el neoliberalismo, pasando de una estrategia de transformación social revolucionaria, a la moderación y el gradualismo.

En segundo lugar, otro resultado relevante de ser mencionado,  refiere al clivaje en torno al cual se estructura el accionar comunista. Los clivajes, se entienden como grandes temáticas en torno a las cuales se agrupan las masas votantes en la sociedad (feminismo, no + afp, medioambiente, etc.) (Schwartz y Lawson, 2005). El principal clivaje que el Partido reconoce como fundamental es el funcional, el cual se basa en la contradicción entre capital y trabajo. Lo anterior genera que el Partido vea como sujeto revolucionario por excelencia al trabajador, produciendo diagnósticos en base a una visión desactualizada respecto a las necesidades emergentes de reconocimiento.

Finalmente, es posible dar cuenta de una falla organizacional que limita los procesos reflexivos al interior del partido. El centralismo democrático como forma de organización partidaria se construye de manera jerárquica, produciendo que las discusiones teóricas se enclaustren en las cúpulas dirigentes generando así un deficiente flujo de la información entre los militantes de base y los dirigentes.

A modo de conclusión, es posible dar cuenta de un Partido Comunista chileno cuyos militantes se encuentran comprometidos con el horizonte de transformación social, pero que en su organización interna presenta una serie de problemáticas que entrampan el desarrollo de este proceso. Lo anterior responde a una serie de factores, tanto internos como externos a la organización. Algunos de ellos son la dictadura cívico-militar, la caída de los socialismos reales y la rigidez del centralismo democrático. En este escenario, el accionar de los comunistas continúa orientado a un clivaje funcionalista. El pasar a formar parte de la Nueva Mayoría, en medio de un contexto de crisis de representación de los partidos políticos, ha repercutido negativamente en el potencial del Partido para vincularse con los nuevos movimientos sociales. No obstante estas afirmaciones, es posible evidenciar la genuina intención del Partido Comunista y su militancia de incorporar las nuevas desigualdades sociales a su marco de acción. Ello podría materializarse en el mediano plazo siempre y cuando el partido y su organización sea capaz de transformar su estructura interna y de incorporar las críticas.

 

Referencias.

Bauman, Z. (2011). Daños Colaterales: Desigualdades sociales en la era global. Fondo de Cultura Económica de Argentina, Buenos Aires, Argentina.

Cardoso, H; Faletto, E. (2007). Dependencia y desarrollo en América Latina. Siglo Veintiuno editores: Argentina.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2018). La ineficiencia de la desigualdad. (LC/SES.37/3-P), Santiago, 2018.

Moulian, T. (1997). Chile actual. Anatomía de un mito. Lom-Arcis, Santiago de Chile.

PNUD. (2017). DESIGUALES Orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile. Santiago, Chile: Programa de las naciones unidas.

Prebisch. R. (1981). Capitalismo periférico: Crisis y transformación. México, DF: Fondo de Cultura Económica.

Schwartz, M; Lawson, K (2005) ‘Political Parties: Social Bases, Organization, and Environment. In Janoski, T; Alford, R; Hicks, A; Schwartz, M. (Ed). The Handbook of Political Sociology. Cambridge University Press, New York.

 

[1] La entrada de este blog ha sido elaborada en base a los resultados de la tesis para optar al título profesional de sociólogos, llamada: “Respuestas políticas a las transformaciones del Capitalismo en América Latina: Análisis del Partido Comunista chileno”, elaborada por Diego Bruce y Manuel Castillo. Profesora guía: Carolina Aguilera. Profesor lector: Martín Hopenhayn. Escuela de Sociología, 2019.

[2] Esta tesis intentó generar una caracterización del capitalismo actual, utilizando para esta tarea el trabajo de Bauman (2011) el cual menciona que el capitalismo se separa en dos grandes fases. En primer lugar, una fase sólida, caracterizada por altos niveles de explotación, y en segundo lugar, una fase líquida, donde se produce una flexibilización en los modos de producción y las formas de explotación. Si bien el caso Latinoamericano es particular, pues no se evidencia desarrollo de un capitalismo industrial tan potente como el que ha sido posible de observar en Europa, se da cuenta la expansión del capitalismo como un fenómeno mundial en donde se produce una división internacional del trabajo, generándose una dependencia de la periferia los centros hegemónicos (Prebisch, 1981; Cardoso y Faletto, 2007). Esto implica que el avance tecnológico y la tecnificación de los modos de producción no se expanden de forma igualitaria a lo largo del planeta, solo se masifica la explotación derivada de la transformación capitalista a la periferia. De esta manera lo anteriormente descrito se asocia a un periodo “sólido” en Latinoamérica.