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Políticas de desarrollo indígena en territorio mapuche lafkenche: ¿Visiones sobre desarrollo en disputa?

17 Abril 2018

Por: Natalia Cifuentes y María Jesús Garrido, Sociólogas, Universidad Diego Portales

El Área de Desarrollo Indígena (ADI) Lago Budi surge, así como muchas otras ADI a lo largo del país, a partir de la implementación de la Ley Indígena (19.253) como un espacio territorial donde los órganos de la Administración del Estado deben focalizar su acción para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas de origen indígena que habitan en dicho territorio (CONADI, 2017). Se trata de un mecanismo de administración del Estado que emerge posterior, y en contraste, con una larga historia de disputa territorial, donde el pueblo mapuche ha visto disminuido el espacio ancestral mapuche a lo largo de varias décadas, ya sea como resultado de la conquista española, como surgimiento del Estado-Nación chileno, o bien, como parte de la implementación del actual sistema económico neoliberal (Grebe, 2000; INDH, 2014).

En esta entrada de blog presentamos una breve descripción de uno de los principales hallazgos de nuestra investigación de tesis “Ser mapuche sin tierra” (Cifuentes & Garrido, 2017), que buscó abordar la forma como el Área de Desarrollo Indígena (ADI) Lago Budi, se ha constituido en un mecanismo institucional capaz de fomentar un determinado desarrollo territorial que se contrapone y tensiona con la visión de desarrollo histórica del pueblo mapuche en general y la comunidad lafkenche Llaguepulli de Teodoro Schmidt (Región de La Araucanía, Chile) en particular. Ante este argumento, una de las preguntas que guió parte importante de nuestras reflexiones fue ¿En qué medida el Estado, a través de la figura ADI, ha logrado mejorar la calidad de vida de la comunidad lafkenche del Lago Budi bajo lógicas de desarrollo territorial que ellos mismos establecen?

Para este propósito, el trabajo investigativo se desarrolló a partir de tres dimensiones de análisis: i) los mecanismos de poder del Estado y la capacidad de agencia de los actores; ii) los conceptos de territorio y territorialidad y la apropiación simbólica y material que tienen los actores respecto del territorio y, finalmente, iii) las diversas posturas y tensiones persistentes que estas generan respecto del concepto de desarrollo. A través de estas dimensiones se buscó una aproximación a las diferentes significaciones y racionalidades que se tienen en torno a un espacio físico y sus recursos; los diálogos que se articulan en torno a ello y, las dinámicas que se generan entre los aparatos estatales y la cotidianeidad del pueblo lafkenche.

Esquema conceptual

Figura 1. Dimensiones de análisis. Fuente: elaboración propia

La primera dimensión de análisis, responde al supuesto que el ADI Lago Budi se constituye como un proceso de intervención institucional impulsado por la Ley Indígena 19.253 que ha afectado directamente al territorio lafkenche de Llaguepulli. En este sentido, el ADI actúa a partir del Estado como un mecanismo de poder y control del conflicto para responder a las distintas necesidades de desarrollo territorial de los lafkenche (Herrera, 2010). La segunda dimensión da cuenta que la problemática planteada permite repensar los procesos sociales anclados a un territorio desde la perspectiva de los propios actores. Esto en el entendido que el territorio, y las diversas territorialidades que se expresan en él, es el espacio donde confluyen diferentes sujetos con intereses particulares y donde las relaciones que se establecen allí se forjan principalmente desde una asimetría de poder (Escobar, 2011). Por último, se trabajó con el concepto de desarrollo, el cual adopta una postura política según los intereses de los actores. Por un lado, dentro de los parámetros de la política estatal hacia los pueblos indígenas, el Estado ha promovido un desarrollo moldeable a las lógicas neoliberales de las posturas económicas dominantes, tales como el emprendimiento y la acumulación de capital dentro del territorio (Rodriguez, 2015).

Como parte de los resultados de nuestra investigación, identificamos que el ADI Lago Budi se ha desempeñado como mecanismo de poder y control en territorio lafkenche, principalmente a través del turismo y en al menos dos aspectos centrales. En primer lugar, el turismo surge como una interesante forma de desarrollo considerada “a la medida de lo posible” (Lemm, 2010). En otras palabras, dentro de las actividades socio ocupacionales del pueblo mapuche, el turismo aparece como un dispositivo propio de las sociedades occidentales que tiene elementos ajenos a la cultura y cosmovisión mapuche, ya que mercantiliza el medio natural e introduce prácticas occidentales en las comunidades que difieren de las propias del pueblo. En segundo lugar, el turismo se configura como una alternativa de producción socioeconómica frente al reduccionismo del territorio. Para combatir la pobreza por la falta de tierras, la comunidad se vio forzada a buscar nuevas formas de subsistencia dentro de territorios reducidos.

En términos generales, esta postura es contraria a la cosmovisión lafkenche, lo que ha generado tensiones importantes entre ambos actores. Con esto, el impulso de un desarrollo “intercultural”- el cual busca el diálogo y participación política igualitaria entre personas de distintas culturas- ha surgido como una respuesta estatal a las constantes tensiones. Sin embargo, estas tensiones no han tenido soluciones pertinentes pues han sido planteadas desde una “interculturalidad” funcional al sistema dominante.

Es posible señalar entonces que, el turismo permite esto, un mecanismo de desarrollo sustentable que impulsa un imaginario social: el ser mapuche sin tierra. De esta forma, la acción estatal delimita una población dentro de los márgenes de la normatividad, estableciendo el ámbito de lo posible y lo recomendable (Lemm, 2010). A su vez, esta actividad productiva permite generar fuentes laborales dentro de la comunidad, lo que evita, en parte, que se produzca el fenómeno de la migración.

Finalmente, se concluye que en cuanto a las problemáticas asociadas a los conceptos de territorio y territorialidad, el Estado chileno a través de la figura del ADI, no ha sido capaz de solucionar las demandas fundamentales del pueblo mapuche en general y el lafkenche en particular. Esta incapacidad por dar respuesta efectiva a las necesidades de los mapuche, es lo que los ha mantenido constantemente en la lucha por la recuperación de sus tierras ancestrales. El reduccionismo de tierra que la comunidad vive en la actualidad, los ha llevado a apropiarse material y simbólicamente del territorio de formas que no coinciden con su cultura y cosmovisión. Un ejemplo de esto es la introducción de una actividad productiva como el turismo que mercantiliza su cultura y que además puede ser interpretada como un intento de modificación de su identidad como mapuche.

Referencias

Cifuentes, N & Garrido, M. (2017). Ser mapuche sin tierra (tesis de pregrado). Santiago, Chile: Universidad Diego Portales.

CONADI (2017). Áreas de Desarrollo Indígena. Visto el 10 de diciembre en: http://www.conadi.gob.cl/areas-de-desarrollo-indigena

Escobar, A. (2011). Ecología política de la globalidad y la diferencia. En: Alimonda, H. (Coord). La naturaleza colonizada: Ecología política y Minería en América Latina. Buenos Aires, Argentina: CLACSO, pp. 61-92.

Grebe, M (2000). Culturas indígenas en Chile: Un estudio preliminar. 2a. ed. Santiago, Chile: Pehuén

Herrera, L. C., & Torres-Rivas, E. (2007). Mecanismos de control horizontal en Panamá: 1994 – 2004. Guatemala : FLACSO, Sede Guatemala.

Lemm, V. (Editora) (2010). Michel Foucault: Neoliberalismo y biopolítica. Santiago, Chile: Universidad Diego Portales.

Rodríguez, M. (2015). Política de desarrollo indígena y territorio mapuche: el caso del Área de Desarrollo Indígena Lago Budi. Boletín de Geografía UMCE, nº22, pp 25-42. Disponible en: http://www.boletindegeografia.cl/PDF/35-02.pdf