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Trabajadores migrantes en la economía de plataformas: un nuevo tipo de trabajo sin derechos

10 Junio 2021

Por Macarena Bonhomme [1]

 El COVID-19, lejos de mostrar algo nuevo respecto a cómo funciona un sistema económico neoliberal que beneficia a los que concentran gran parte de la riqueza nacional, más bien ha materializado crudamente las implicancias que tiene este sistema: las vidas de algunos valen más que las de otros. Con esta pandemia esto se hizo visible de las formas más explícitas: algunos tienen que exponerse y arriesgar su vida y la de sus familiares para que otros puedan vivir resguardados y tranquilos durante su cuarentena en casa. Los que se arriesgan son justamente aquellos que tienen mucho que perder, en su mayoría trabajadores para quienes teletrabajar no es una opción. El derecho a permanecer confinado durante la cuarentena ha sido un privilegio de unos pocos. En este contexto pandémico, algunos tipos de trabajos se han convertido en esenciales, como es el caso del trabajo de reparto de supermercado y comida realizado a través de aplicaciones como Pedidos Ya, Rappi, Cornershop y Uber Eats. Los usuarios finales o clientes de estas aplicaciones son en su mayoría personas que pueden pagar extra por la entrega de comida a la puerta de sus casas, dejando a gran parte de los ciudadanos, que no tienen esta posibilidad, sin otra opción que enfrentarse a las colas en los supermercados, exponiéndose al posible contagio en tales lugares sin ventilación.

Más allá de estos antecedentes, para la presente entrada de blog quiero enfocarme en las y los trabajadores de estas aplicaciones y las condiciones laborales que enfrentan. A fines de 2019 comenzamos a investigar sobre las y los trabajadores de plataformas digitales en Chile, junto a Arturo Arriagada (UAI), Francisco Ibáñez y Jorge Leyton, en el marco de Fairwork Foundation (fair.work), cuya sede principal es el Oxford Internet Institute, y reúne a investigadores de 22 países alrededor del mundo. A inicios de este mes publicamos el primer informe Fairwork Chile sobre estándares y condiciones laborales de los trabajadores que integran la economía de las plataformas en Chile, según los 5 principios de trabajo justo establecido por Fairwork: pago justo, condiciones justas, contratos justos, gestión justa, y representación justa (Arriagada et al, 2021). La economía de plataformas o “gig economy” constituye el modelo económico digital que ha transformado las formas de trabajo y relaciones laborales, y que ha ampliado el acceso al mercado laboral de al menos siete millones de trabajadores a nivel global. Se define como un mercado laboral que organiza la oferta de y la demanda por trabajo, a través de una infraestructura digital y algorítmica (Graham & Woodcock, 2018). La mayoría de las aplicaciones con presencia significativa en Chile obtuvieron solo 2 puntos de 10, y las plataformas que tuvieron solo 1 punto fueron Didi y Rappi. Más allá de las bajas puntuaciones obtenidas por las aplicaciones, que corroboran la precariedad laboral que enfrentan los miles de trabajadores que componen este mercado laboral, quisiera relevar un carácter particular de la composición de este mercado: la alta presencia de migrantes de América Latina y el Caribe.

Una de las ventajas del gig work son las bajas barreras de entrada que permite que sectores tradicionalmente excluidos del mercado laboral tradicional (Drahokoupil & Piasna, 2017), como las y los migrantes, puedan acceder a este tipo de trabajo digital. En nuestro estudio pudimos observar que la gran mayoría de los trabajadores de reparto de comida eran migrantes, y eran quienes estaban más expuestos a condiciones laborales precarias. Si bien las condiciones laborales son las mismas para migrantes y nacionales, son los primeros los que se encuentran más vulnerables a éstas, principalmente por su situación migratoria. El acceso al mercado laboral tradicional es limitado para quienes no tienen un estatus migratorio regular, debido a la espera de la visa o permiso de trabajo, o producto del ingreso irregular al país, o bien, por otras razones como discriminación racial. Son ellos quienes ingresan a este tipo de trabajo, principalmente porque las otras alternativas que tienen son aún peores. En mi investigación doctoral pude observar cómo quienes aún no contaban con carnet comenzaban a trabajar informalmente para empleadores, estando sujetos a diferentes tipos de abusos y explotación laboral, especialmente quienes se encontraban indocumentados (Bonhomme, 2020). En ese contexto, la independencia y flexibilidad que permite el trabajo de plataforma se vuelve muy atractivo, y para muchos de ellos/as, este trabajo se ha vuelto la única fuente de ingresos. Así, los/as trabajadores/as migrantes con altos índices de vulnerabilidad en el mercado laboral están más dispuestos que los nacionales a aceptar las condiciones laborales que se les imponen, algo que también se ha visto en otros países. Como señaló un participante, “yo como inmigrante indocumentado era una opción inmediata de empezar a trabajar, entonces no me tomé la molestia de leer [el contrato]”. La necesidad de proveer a sus familias o enviar remesas lleva a que muchos acepten cualquier condición, lo que justamente los transforma en una fuerza de trabajo aún más susceptible y dependiente.

La promesa de independencia y flexibilidad de este trabajo digital, sin embargo, esconde múltiples precariedades. Una de las características claves de este mercado laboral es que, al no reconocer el vínculo laboral de los trabajadores con la aplicación, las empresas desplazan los riesgos y costos asociados al trabajo a sus trabajadores, y son ellos quienes asumen la mayor parte del riesgo. Hoy, el riesgo no es solo un accidente de tránsito, sino también el contagio por COVID-19, enfrentándose no sólo a estar inactivos por al menos dos semanas y perder la posibilidad de generar ingresos (o peor, arriesgar ser desactivados de la plataforma por inactividad), sino también a perder la vida.

Por otra parte, en esta economía de plataformas o “gig economy”, la inexistencia de la relación empleador/empleado consolida prácticas que siguen siendo formas de explotación y abuso, muchas veces similares a las actividades laborales a las que las personas migrantes tienen generalmente mayor acceso (por ej. construcción, trabajo doméstico), pero que aquí, al traspasar toda la responsabilidad a los trabajadores, pasan a ser invisibles: es el/la trabajador/a, por ejemplo, quien se “auto-explotaría” si tiene jornadas laborales extensas de 10 a 12 horas. Sin embargo, pudimos dar cuenta que es el mismo sistema que promueve esta forma de trabajo si los/ trabajadores intentan alcanzar un sueldo digno.  Es ahí donde los trabajadores migrantes se encuentran completamente desprotegidos. A pesar de la incertidumbre y riesgos asociados a la invisibilidad de la relación empleador-empleado, estos trabajos logran a corto plazo resolver algunas urgencias económicas. El riesgo alternativo, especialmente para migrantes indocumentados, es quedar sometidos a empleadores que restringen cotidianamente sus derechos. Sin embargo, este ideal de flexibilidad y colaboración que promueven estas aplicaciones también los deja desprovistos de derechos laborales. La inexistencia del vínculo laboral lleva a que las plataformas desliguen a la fuerza laboral de políticas estatales y marcos legales. En este sentido, el trabajo esencial que realizan estos trabajadores en este contexto de pandemia; lo que llamamos “la otra primera línea”, no es reconocido como tal y los crecientes riesgos de accidentes y contagio lo hacen insostenible.

La crisis sanitaria expuso las precariedades que ya existían en esta economía digital pero que se exacerbaron aún más. En América Latina, producto de la crisis COVID-19 y la agudización de la precariedad laboral que enfrentan los repartidores, ya han emergido movimientos de resistencia (Howson et al, 2020), como el movimiento en México “Ni un Repartidor Menos”, luego de la muerte de cinco trabajadores durante la pandemia (Pskowski & Vilela, 2020). En Chile, las y los trabajadores salieron a las calles a protestar por sus derechos laborales, exponiendo también a través de Twitter e Instagram las precarias condiciones laborales a las que estaban expuestos (El Mostrador, 2020). Sin embargo, quienes se organizaron colectivamente a partir de la cuenta de twitter “Riders Unidos Ya”, en alusión a la aplicación Pedidos Ya, y que salieron a protestar en varias oportunidades, fueron desactivados de la plataforma. La independencia y colaboración del trabajo del “socio-repartidor” se terminó en ese instante.

En síntesis, la llamada economía gig y su escasa regulación finalmente reproduce la informalidad ya existente en el mercado laboral para trabajadores migrantes pero a escala digital. Resulta urgente entonces no solo profundizar en el estudio de esta emergente economía a nivel local, sino también que las autoridades comiencen a regular este mercado. Los proyectos de ley que han surgido y están en el congreso van en esta línea (Fairwork, 2021). Por ahora, la divulgación de los resultados de este informe que evalúa y permite rankear a las plataformas según cuán justas son las condiciones laborales de sus trabajadores, se vuelve clave como un primer paso que permita transparentar este tipo de trabajo, y así concientizar a los usuarios finales o clientes de estas plataformas. Podríamos esperar que esos usuarios comiencen a optar por aquellas plataformas que aseguran condiciones laborales justas y dignas, demandando mejoras sustanciales en el trato de sus trabajadores. De esta manera, la competencia que promueve este sistema capitalista neoliberal podría empujar a las aplicaciones a competir por garantizar mejores condiciones laborales; y así responsabilizarse finalmente por los costos y riesgos asociados a un trabajo crecientemente esencial que, de un tiempo a esta parte, ha estado lejos de ser tratado como tal.

 

Referencias

Arriagada, A. Bonhomme, M., Leyton, J., Ibáñez, F.  (2021, junio 3). Trabajadores desprotegidos, mal pagados y sin posibilidad de negociar: abriendo la caja negra de las plataformas digitales en Chile. CIPER Chile. https://www.ciperchile.cl/2021/06/03/trabajadores-desprotegidos-mal-pagados-y-sin-posibilidad-de-negociar-abriendo-la-caja-negra-de-las-plataformas-digitales-en-chile/

Bonhomme, M., Arriagada, A., & Ibáñez, F. (2020, abril 2). La otra primera línea: COVID-19 y trabajadores de plataformas digitales – CIPER Chile. CIPER Chile. https://ciperchile.cl/2020/04/02/la-otra-primera-linea-covid-19-y-trabajadores-de-plataformas-digitales/

Bonhomme, M. (2020). Making “race” at the urban margins: Latin American and Caribbean migration in multicultural Chile [PhD thesis]. Goldsmiths, University of London.

Drahokoupil, J., & Piasna, A. (2017). Work in the Platform Economy: Beyond Lower Transaction Costs. Intereconomics: Review of European Economic Policy, 52(November-December), 335–340. https://doi.org/10.1007/s10272-017-0700-9

El Mostrador. (2020, agosto 28). Repartidores de aplicaciones protestan en Plaza Italia exigiendo mayor seguridad y dignidad laboral. El Mostrador. https://www.elmostrador.cl/noticias/multimedia/2020/08/28/repartidores-de-aplicaciones-protestan-en-plaza-italia-exigiendo-mayor-seguridad-y-dignidad-laboral/

Fairwork (2021). Fairwork Chile Puntuaciones 2021: Estándares laborales en la economía de plataformas. Santiago, Chile; Oxford, United Kingdom.

Graham, M., & Woodcock, J. (2018). Towards a Fairer Platform Economy: Introducing the Fairwork Foundation. Alternate Routes: A Journal of Critical Social Research, 29. http://www.alternateroutes.ca/index.php/ar/article/view/22455

Howson et al. (2020). ‘Just because you don’t see your boss, doesn’t mean you don’t have a boss’: Covid-19 and Gig Worker Strikes across Latin America. International Union Rights, 27(3), pp. 20-21.

Pskowski, M., & Vilela, R. (2020, agosto 11). Uber Eats Strikes Are Spreading Through Latin America. VICE Magazine. https://www.vice.com/en_us/article/jgxazk/they-arent-anything-without-us-gig-workers-are-striking-throughout-latin-america

Notas al pie

[1] Doctora en Sociología, Goldsmiths, University of London. Investigadora Asociada ICSO, Investigadora Postdoctoral COES- UDP y Co-investigadora Fairwork Chile. Correo electrónico: [email protected]