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“Tristeza por la escasez y tristeza por todos los seres humanos ¿Qué vamos a hacer sin agua?”: Mujeres rurales y escasez de agua

8 Mayo 2020

Por Karem González y Javiera Venegas. Sociólogas Universidad Diego Portales 

 

La presente entrada de blog se enmarca en la premisa que “el conocimiento, los derechos y las responsabilidades ambientales, y la política de los recursos, incluyendo las movilizaciones políticas, están profundamente marcadas por relaciones de género” (Ojeda, 2011, p.70). En este sentido lo que queremos abordar en las siguientes líneas es que las mujeres tienen una relación diferenciada respecto a los hombres en temáticas medio ambientales, principalmente por sus labores de cuidado y porque en ellas recae la mayoría de las veces, la totalidad del trabajo reproductivo.

A partir de esto es que enfocamos nuestra tesis de pregrado en la localidad rural de Las Chacras, región de O’Higgins, en donde una de las problemáticas principales que tiene el sector es la marcada presencia de agroindustrias y de plantaciones de viñas y olivos, las cuales constituyen la actividad extractiva del territorio. Según Joaquín Arriagada[1] “en la región de O’Higgins hay 14 criaderos de cerdos donde se concentra el 84% de la capacidad productiva que tiene el país en materia de producción porcina” (Saavedra, 2018, s.n.). Por otro lado, en el Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco) 2016-2019 se identifica una disminución considerable en la disponibilidad del recurso hídrico, esto a causa de diversos factores, tales como “la sobre explotación (…) ocasionado por las agroindustrias presentes y las futuras que se pretenden instalar en el territorio, plantaciones agrícolas (nogales, ciruelos y olivos), etc.” (Pladeco, 2016-2019, p.37).

Dado los antecedentes anteriores esta entrada de blog busca dar cuenta de los principales resultados de nuestro estudio, cuyo objetivo fue comprender la forma en que las mujeres experimentan la escasez de agua desde las significaciones que les otorgan a sus experiencias cotidianas, situándonos desde un enfoque de género a escala territorial.

La investigación se llevó a cabo a través de una metodología cualitativa, en donde se mezcló metodología tradicional, es decir, entrevistas semi-estructuradas; con metodología participativa, es decir, mapeo de actores y mapeo corporal (ambos de carácter colectivo). El trabajo de campo fue realizado en un periodo de 4 meses, en donde se establecieron vínculos con 8 mujeres de más de 30 años que, además, carecían de un trabajo formal y estable, y que ejercían en mayor medida las labores domésticas y reproductivas.

Interseccionalidad en el acceso al recurso hídrico

Uno de los principales resultados obtenidos fue evidenciar la manera en que el recurso hídrico se transforma en un objeto de lucha entre diversos actores para acceder a él. En este sentido, la “interseccionalidad” según Brah y Phoenix (2003) adquiere preponderancia, ya que las categorías que se pudieron identificar, y que determinan la desigual distribución del acceso al recurso hídrico entre los diferentes actores que conviven en el sector son: la clase (en cuanto al acceso a poder adquisitivo), el lugar geográfico (al ser una zona rural aislada), la edad (al tener mayor población adulta, y con ello una menor agencia ante los problemas ambientales), y el género (en cuanto al acceso, uso y control de los recursos, así como también al existir derechos y responsabilidades dependientes del género). De esta manera, según nuestro caso de estudio, los problemas socio-ambientales son un escenario en el cual se entrecruzan diversos tipos de desigualdades al ubicarse en ciertos lugares y al afectar a unas personas más que a otras. En este escenario, la interrelación entre tales categorías genera a la vez que reproduce una vulneración de derechos de las/os habitantes del sector a vivir en un ambiente libre de contaminación ambiental.

Emociones corporeizadas

 A partir de los relatos de las mujeres se identificaron algunas emociones en las extremidades del cuerpo como sensaciones físicas que se producen a partir de la escasez (dolor, cansancio y agotamiento). Desde esta perspectiva, creemos que el contexto de degradación socioambiental existente en el territorio impacta tanto corporal como emocionalmente a las mujeres. Referido a este aspecto, Sultana (2011) hace referencia a los sufrimientos simultáneos que implica tanto la falta de acceso al agua potable, como las consecuencias de obtener dicha agua potable contaminada. En ambos sentidos, el agua “afecta vidas a través de su cantidad y calidad, acceso y uso, y los sufrimientos que se producen” (traducción propia, Sultana, 2011, p.167).

Si bien existe una aceptación por parte de las mujeres de que la localidad presenta problemas con respecto al recurso hídrico, esto no refleja una acción activa para hacerle frente al problema, sino más bien, se manifiesta en una resignación a partir del hecho de que “no hay nada que hacer”. Es decir, se produce una naturalización de la escasez de agua. Este acontecimiento está ligado al concepto de “sufrimiento ambiental” propuesto por Auyero y Swistun (2008), al manifestarse el hecho de que la escasez es parte constitutiva de la realidad cotidiana de las mujeres, transformándose así en una rutina a la cual tienen que acostumbrarse.

Otra de las emociones identificadas por las mujeres al vivir en contextos de degradación medioambiental fueron la incertidumbre, desesperanza, estrés y preocupación constante. Éstas surgieron como resultado de un “apego al lugar” el cual se fundamenta en el amor hacia un lugar físico y a la gente que vive en él. Este apego al territorio se manifiesta con mayor fuerza cuando hay una ruptura en la cotidianidad, y por lo tanto, una amenaza a la seguridad, lo que influye en la manera en que conciben el futuro que, en este caso, se expresa de una manera desalentadora. En este sentido, la presencia de agroindustrias en el sector significa una pérdida de esa figura de seguridad, debido a la influencia que han tenido en la disponibilidad de agua y en el medio ambiente del sector.

Reflexiones finales

Atendiendo a la especificidad territorial de nuestro estudio, encontramos actores que se enfrentan para acceder y gestionar el recurso hídrico, en donde entran en pugna diversas categorías sociales como es la clase, el lugar, la etnia y el género. De esta manera, evidenciamos que la interseccionalidad entre tales categorías se conjugan las relaciones de poder, las cuales repercuten en la cotidianidad de los/as habitantes del territorio.

Refiriéndonos especialmente a las mujeres, y considerando de que son las más afectadas en contextos de degradación ambiental, recalcamos la urgencia de incluir el enfoque de género en proyectos, programas o políticas públicas desde distintas escalas (municipal, regional, o nacional) para abordar la problemática de escasez de agua, considerando que hombres y mujeres cuentan con distintos saberes. De esta manera, rescatando sus experiencias se podrá intervenir de manera más integradora en territorios que convivan con dicha problemática.

Por otro lado, teniendo en consideración el abanico expuesto de emociones corporeizadas manifestadas por las mujeres, consideramos que todas ellas tienen un elemento en común que tiene que ver con el anclaje territorial.  En este punto, remitimos al concepto de “betweenness” Entrikin (1991), en donde se concibe a la experiencia como una intersección entre cotidianidades, corporeidades y emociones las cuales convergen en un espacio social y temporal específico.

Acorde a lo anterior, consideramos que se generan ciertas emociones y sensaciones a partir de la escasez de agua existente en el territorio y no otras; y es por lo cual, podemos afirmar que la relación entre emociones y espacio, como también la relación entre cuerpo y espacio, son componentes inherentes e intrínsecamente relacionados a la vida social.

 

Referencias

Auyero. J & Swistun. D. (2008). Inflamable: Estudio del sufrimiento ambiental. Buenos Aires: Editorial Paidos, tramas sociales.

Brah, A. (2013). “Pensando en y a través de la Interseccionalidad”. En Zapata, M.; García, S. y Chan, J (eds.) La interseccionalidad a debate. Actas del congreso internacional “indicadores intersccionales y medidas de Inclusión social en instituciones de Educación Superiror. Instituto de estudios Latinoamericanos, Berlín, pp. 14-20.

Entrikin, N. (1991). The betweenness of place: towards a geography of modernity, Johns Hopkins University Press: Baltimore.

Lindón, A. (2012). Corporalidades, emociones y espacialidades: hacia un renovado betweenness: RBSE – Revista Brasileira de Sociologia da Emoção, v. 11, n. 33, pp. 698-723, Dezembro de 2012. ISSN 1676-8965.

Municipalidad de La Estrella. (2016-2019). Plan de Desarrollo Comunal 2016-2019.

Ojeda, D. (2011). Género, naturaleza y política: Los estudios sobre género y medio ambiente. Bogotá, Colombia: Departamento de Estudios Culturales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Javeriana.

Rocheleau, D., Thomas-Slayer, B. & Wangari, E. (2004). “Género y ambiente: Una perspectiva de la ecología política feminista”, pp. 343-371, en Vázquez, G. V., Velázquez G. M., (coompiladoras), Miradas al futuro. Hacia la construcción de sociedades sustentables con equidad de género.UNAM, México.

Saavedra, M. (2018). La Estrella: El pueblo que convive con más de medio millón de cerdos. Sitio web: http://www.magisterenperiodismo.com/reportajes2018/author/marcela/

Sultana, F. (2011). Suffering for water, suffering from water: Emotional geographies of   resource access, control and conflict. Geoforum, 42(2), 163-172. https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2010.12.002

Notas al pie

[1] Seremi de Agricultura de la Región Libertador Bernardo O’Higgins, 2019.